Confieso que casi se me pasa ver esta exposición, y si la visité fue gracias a Iván Rodríguez, un ex alumno que la comisarió y que tuvo la amabilidad de avisarme.
En la profesión de museísta se sostienen a veces polémicas acerca de si son más o menos interesantes las exposiciones en función de su tamaño; si son mejores cuanto más grandes o cuanto más pequeñas… Una vez más no debemos olvidar que la exposición, como producto propio del lenguaje museográfico, puede presentar diversos formatos, como pasa con el lenguaje cinematográfico. Del mismo modo que Titanic es una excelente y monumental película, no es menos relevante para la cinematografía que Duel, que fue hecha con cien veces menos presupuesto. Desde mi punto de vista, por tanto, pienso que existen grandes exposiciones tanto buenas como malas, y pequeñas exposiciones tanto buenas como malas.
Neomateria es una de esas buenas exposiciones pequeñas. El interesante argumento de los nuevos materiales ofrece una ocasión perfecta para ser explicado por medio de los recursos del lenguaje museográfico, que se basan en los activos de aquello que es tangible. ¿Cómo podemos conocer un nuevo material si no es cogiéndolo entre nuestras manos? Neomateria nos ofrece una experiencia cognitivas que no podemos obtener por otros medios (¡ni por Internet!) y por eso es una de esas exposiciones oportunas y necesarias, que lamentablemente no son tan frecuentes como todos desearíamos.
Un tema concreto, enfocado, tratado sin exceso de exhaustividad. Una exposición sencilla pero también con contenido. Y muy bien estructurada en una sala de dimensiones adecuadas. Textos breves y precisos, sin diseños gráficos estridentes; en una sala sin interiorismos excesivos ni grandilocuentes: al grano. Breves explicaciones escritas con referencias a las webs correspondientes, que para aportar contenido escrito y visual ya tenemos a las webs. De agradecer también que Neomateria nos ahorre las tan habituales pantallas con videos que normalmente se pueden localizar en Internet.
Me parece clave la aplicación de esa dinámica tan museística de dejar las cosas al alcance de la mano, a una altura adecuada. Una suerte que los promotores de esta exposición hayan superado ese sentimiento de pero si lo dejamos así, la gente lo romperá… Esa habitual desconfianza en relación el uso que de las cosas hacen los visitantes, que tantas y tantas buenas exposiciones ha arruinado.
Además de los objetos, hay algunas interesantes experiencias, no menos eficaces por sencillas, como la madera hinchable, el Dream Glass o la batería acústica táctil. Pocas vitrinas cerradas y necesarias siempre que aparecen. Muy buena idea las mesas bajas circulares y las grandes mesas cuadradas despejadas, que permiten acceso simultaneo de varios miembros de un grupo visitante, fomentando así la conversación.
Iván: enhorabuena por la parte que te toque. Me gustaría mucho saber algo de los resultados si finalmente hacéis alguna actividad evaluativa, que vuestra exposición bien lo merece.